Usted deambula por los actos que comete, sintiendo un escalofrío cuando la comprensión se expande por su cráneo turbio, frotándose contra NADA como las rodillas de un niño solo en el último tren cremallera. Es el síndrome de la simplicidad del fantasma: el hartazgo de la humillación que la luz y la forma atraviesan.
Fuera, el frío está segando cabezas de ANIMALES.
Donde los lamentos preñan con un humor denso las bocas de los miserables y estos caen, sordos, al suelo.
El sonido del ardid de la capacidad para flirtear con el diablo se dibuja como un mapa de varices en su pierna, sígalo, usted sabe cuánto tiempo tarda el conejo en encontrar a sus CRÍAS, y como las devora. Y como las echa, ensangrentado el hocico, de menos. Aúlla. Se le raja la PIEL, entonces.
Fuera, en el borde, el simio y el bobo, se rompen los brazos a golpes. El frío está segando, mientras usted actúa y lee, ahora mismo, sus cabezas.
El límite de lo soportable se llama Reino.
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2 comentarios:
puedo recomendar tu blog en mi facebuk???
soy RobertJovéRaubert
Tú sabes que tienes licencia de sobras, maestro. ;)
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