Con el permiso de Álvaro Barcala...
Acaba de conocerse que el pie desvanecido del pequeño curvo acabará en el fondo, con las águilas dentadas del limo y los gusanos que no pueden flotar. Que morderá algas como sustento. Que le saldrán hermanos de muslos blancos e hinchados y hermosas estrías colgarán por un tiempo de sus diminutas falanges de plata.
Y no hay hálito, ni frente. Ni batalla.
Por eso celebramos su caída: nos recuerda que cabalgamos al monstruo cada mañana. Pesadumbre de la sed, tan pálido. Pero sí, de alguna manera él, y no vosotros.
Volverá de entre las aguas.
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2 comentarios:
Delicioso/a, maravilloso/a.
Un brazo fortote
Gracias marikilla. Un abrazo enorme.
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